miércoles, 19 de octubre de 2011

Que es un Golpe de Estado


l concepto golpe de Estado (coup d'État) comenzó a ser empleado en Francia en el siglo XVIII, para referirse a una serie de medidas violentas y repentinas tomadas por el Rey, sin respetar la legislación ni las normas morales, generalmente para deshacerse de sus enemigos, cuando el Rey mismo consideraba que eran necesarias para mantener la seguridad del Estado o el bien común.[3] En este sentido original, el concepto era muy similar a lo que se denomina en la actualidad "autogolpe", es decir el desplazamiento de ciertas autoridades del Estado, por parte de la autoridad suprema.
El término se fue ampliando a lo largo del siglo XIX para significar la acción violenta de un componente del Estado, por ejemplo, las fuerzas armadas, con el fin de desplazar a la cabeza del mismo. El concepto se superpuso entonces, y a la vez se diferenció, del de "revolución", caracterizado sobre todo por estar principalmente organizado por civiles ajenos al Estado.
Ya en el siglo XX, en 1930 apareció el libro Tecnica del colpo di Stato (Técnica del Golpe de Estado) de Curzio Malaparte, que impondría el uso generalizado del concepto, básicamente en su acepción moderna, a partir del análisis crítico de las acciones del fascismo y el nazismo. Malaparte aplica el concepto del golpe de Estado no sólo a una operación ejecutada por integrantes del Estado, sino también por poderes civiles, que -mediante la desestabilización del gobierno a través de acciones orientadas a generar caos social- provocan su caída y acceden al poder.
Para Malaparte, la diferencia sustancial del concepto de golpe de Estado con los de "guerra civil" y "revolución" es esencialmente el uso de la sorpresa y la escasa duración relativa de las operaciones, reduciendo "al mínimo el tamaño y la intensidad de la confrontación armada".[3]
En 1962, Samuel Finer escribió otro libro importante para la conceptualización del golpe de Estado: "The Man on Horseback: The Role of the Military in Politics" (tit. trad. Los militares en la política mundial).[4] La edición original de Finner fue ampliada en 1975 (Peregrine Books) y en 1976 (Penguin Books); en 1988 se realizó también una edición publicada por Westview Press.
Finner, pensando en los militares, distingue cuatro niveles de presión sobre el Estado, de los cuales considera legítimo sólo al primero:
  1. Presión sobre el gobierno o los parlamentarios, para influir a favor de sus intereses;
  2. Reclamos al gobierno o el parlamento bajo aviso de que, en caso de no ser aceptados, procederán a realizar acciones dañinas. Finner considera este nivel como extorsión ilegítima. Aún sin que el gobierno cambie, Finner sostiene que esta situación podría dar lugar a un "golpe de Estado tácito", en la que el gobernante toma las decisiones que le impone el grupo de presión.
  3. Uso de la violencia o amenaza de violencia para reemplazar al gobierno civil, por otro gobierno civil.
  4. Uso de la violencia o amenaza de violencia para reemplazar al gobierno civil, por un gobierno militar.[5]
En el curso del siglo XX, el golpe de Estado adoptó la forma típica de una acción de las fuerzas armadas desplazando por la fuerza al gobierno establecido. Sin embargo, sobre todo a partir del colapso de las dictaduras latinoamericanas, en la década de 1980, los golpes de Estado han ido adoptando formas más complejas y menos evidentes, mediante técnicas de desestabilización económica ("golpes de mercado") y generación de climas de caos social (saqueos, huelgas, etc.), que pueden ser agudizados mediante el uso de medios de comunicación de masas.

 Diferencias y similitudes con otros conceptos emparentados

El concepto de "golpe de Estado" está emparentado con otros conceptos relacionados con trastornos del poder político, como los de revuelta, motín, rebelión, revolución o guerra civil. Estos términos se utilizan de ordinario con poca propiedad o con intenciones propagandísticas o de desinformación. En el transcurso de los procesos históricos, estos fenómenos no suelen presentarse en forma pura, sino combinados entre sí.
  • Golpe de Estado y revolución. Una revolución, en la Ciencia Política, es un cambio social profundo y relativamente veloz, que usualmente -aunque no necesariamente- implica confrontaciones violentas entre sectores. Una revolución puede combinarse, y suele suceder, con uno o más golpes de Estado, cuando las autoridades legales son desplazadas por medios ilegales, sean estos evidentes o manteniendo una apariencia de legalidad.
  • Golpe de Estado y guerra civil. Una guerra civil es un enfrentamiento militar generalizado y extendido en el tiempo, entre dos bandos de una misma sociedad. Se diferencia del golpe de Estado, sobre todo, por su duración, ya que el golpe de Estado es repentino y de corta duración (horas, a veces pocos días).
  • Golpe de Estado, rebelión y motín. Muchas veces los golpes de Estado han tomado la forma de sublevaciones o rebeliones militares. En estos casos deben ser distinguidos del "motín", ya que éste es una desobediencia colectiva de un grupo de militares frente a sus mandos naturales, que no tiene como fin derrocar al gobierno, ni establecer determinadas políticas o cambios institucionales.
  • Golpe de Estado y revueltas. Los trastornos institucionales suelen ir acompañados de revueltas, en parte provocadas intencionalmente y en parte espontáneas, en las cuales muchedumbres ocupan los espacios públicos, desafiando la autoridad de los poderes establecidos, a veces de manera violenta. Las revueltas generan situaciones de caos social, que pueden ser aprovechadas tanto por quienes impulsan los golpes de Estado, como por quienes buscan defender el poder establecido.
Golpe de Estado y putsch. El término alemán "putsch" (textualmente "empujón") tiene un significado muy similar a "golpe de Estado", pero usualmente está referido a intentos fallidos de golpe de Estado.[6

Entrada de mel Zelaya al pais


Comunicas Honduras.- Otra vez Toncontín. Han pasado casi dos años desde aquel 5 de julio en el que Manuel Zelaya, entonces presidente de Honduras derrocado por un golpe de Estado, intentara aterrizar en este aeropuerto, en Tegucigalpa.
Ese día de 2009 los camiones militares se interpusieron en la pista de aterrizaje para evitar el descenso del avión venezolano que pretendía regresar a Zelaya a su país, después de haber sido expulsado a la fuerza en la noche del 28 de junio.
Este sábado la historia es bien diferente.
Video: momento en el que llega el avión de Zelaya


El ex presidente de Honduras, Manuel Zelaya, quien fue destituido de su cargo en 2009, regresó a Honduras a bordo de un avión privado de Nicaragua, luego de su exilio en Costa Rica, la embajada de Brasil en Honduras, y República Dominicana.
Ahora -en el lugar de camiones militares- lo esperaban miles de simpatizantes en el aeropuerto de Tegucigalpa. Al abordar el avión en la capital, Managua, Zelaya dijo que su exilio había sido “una tortura”.
Zelaya fue forzado al exilio por militares luego de que no cumpliera con una orden del Tribunal Supremo de anular la votación no vinculante sobre cambios en la Constitución.
Su regreso fue posible gracias a acuerdo firmado el lunes en Colombia por Zelaya y Porfirio Lobo, actual presidente del país, que ayudó a pavimentar el camino para su regreso.

Video: primeras palabras de Zelaya al llegar a Honduras




El acuerdo, negociado por los presidentes de Venzuela y Colombia, también prepara el camino para la re-entrada de Honduras en la Organización de Estados Americanos (OEA).
Honduras fue expulsado del organismo regional tras la salida forzada de Zelaya.

Reconciliación

La vuelta del ex presidente es uno de los puntos del acuerdo de Cartagena de Indias, firmado el pasado 22 de mayo por él y por el actual presidente, Porfirio Lobo, con los mandatarios de Venezuela y Colombia como testigos y facilitadores de un pacto aplaudido por Estados Unidos.
Zelaya “puede regresar a Honduras sin ningún temor, se le va a tratar con todo el respeto de un ex presidente y garantías que nada va a pasar”, aseguró Lobo, quien dice haberse marcado como prioridad “reconciliar a la familia hondureña”.
Una tarea que no será fácil en un país donde, según organizaciones internacionales de derechos humanos como Amnistía Internacional o Reporteros Sin Fronteras, desde el Golpe se han intensificado los ataques a campesinos, homosexuales y periodistas críticos.
“La reconciliación nacional dependerá de que cada una de las partes entienda que aquí no estamos tratando de vencer al otro, sino de convivir de nuevo en paz y democracia en una nueva sociedad”, le dice a BBC el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos, Ramón Custodio.
“Los hondureños están empezando a convivir normalmente, pero la situación nunca fue ideal ni antes, ni durante ni después de Zelaya: falta de oportunidades económicas, malnutrición, deficiencias educativas e impunidad siguen siendo nuestros principales problemas”, sostien

Sometimiento por parte de los Golpistas




En medio de la crísis política y social más grave que ha vivido Honduras en su historia moderna, el diario 'El Heraldo', el más vendido en el país centroamericano, abría a cinco columnas su edición de este domingo con el titular: 'Fuertes lluvias caerán sobre el territorio nacional'.
Horas después de que la portada viera la luz, el Gobierno de Roberto Micheletti emitió un decreto que le permite suspender cinco importantes garantías constitucionales durante los próximos 45 días, entre ellas la libertad de circulación, expresión y reunión. Así, aunque el texto no cita en ningún momento la palabra "estado de sitio", las condiciones son las habituales de una medida de estas características.
El decreto permitirá entre otras cosas prohibir manifestaciones y suspender medios de comunicación si "perturban la paz", explicó el gobierno de facto. Según este decreto, fechado ¡el sábado!, el ejecutivo de Micheletti podrá cerrar los medios de comunicación que "inciten a la violencia".
Después de que Zelaya llamara por enésima vez a la "ofensiva final", estos fueron los puntos leídos por radio y televisión a todo el país:
  • Prohibir cualquier reunión publica no autorizada. La Policía y las Fuerzas de Seguridad podrán disolver cualquier reunión no autorizada.
  • Impedir la emisión por cualquier medio de manifestaciones contra la paz, el orden público o que atenten contra la ley. Las Fuerzas de Seguridad podrán suspender cualquier televisión o emisora de radio que no cumpla con estas disposiciones.
  • La Policía podrá detener a cualquier que ponga en peligro su vida o la de los demás.
  • El Ejército desalojará las instituciones publicas invadidas por cualquier persona.
El decreto ya fue impreso en el boletín oficial del Estado. Un libro muy leído en Honduras a falta de medios críticos que expliquen en que consiste la medida. Poco antes, el Canal 36, crítico con Micheletti y con el gobierno que llegó al poder gracias a las pistolas y a una constitución en el que caben múltiples interpretaciones, comenzó a emitir dibujos animados de 'Don Quijote de la Mancha'. El Canal 36 ha sido durante estos días frenéticos cambios la mejor fuente de información para conocer todo lo que el gobierno desearía ocultar.

'Medios que siembran discordia'

"Hay un par de medios de comunicación que (...) lo que han hecho es sembrar la discordia (...) Eso nos parece que debe ser regulado", reconoció Oscar Matute, ministro de Interior del gobierno de Micheletti.
La medida va dirigida también a Radio Globo, la emisora por la que Zelaya habla diariamente a sus seguidores y que este domingo comenzó a oírse mal y después fatal. "No se trata de coartar la libertad de expresión, sino que si hay un medio que está incitando al odio y la violencia es un deber ponerle un alto", señaló el ministro de facto.
El decreto está enfocado en frenar las manifestaciones de apoyo a Zelaya, después de que este llamara a sus seguidores a manifestarse en Tegucigalpa para la "ofensiva final" que lo devuelva al gobierno. Un decreto que se suma al 'toque de queda' ya vigente (entre las 9 de la noche y las cinco de la mañana hora local) y que suprime no sólo la libertad de circulación y de asociación, sino también el derecho de habéas corpus en 24 horas, entre otras garantías individuales.
No contento con las decenas de interrupciones del gobierno de Micheletti en todas las radios y televisiones del país y con el bombardeo mediático en contra de Zelaya, quedaron ahogados los únicos medios de comunicación por los que se informa la oposición al gobierno de Micheletti. Los periódicos siguen hablando de lluvias.

El estatus diplomático de Brasil

De cara al exterior, además, el Gobierno de facto de Roberto Micheletti también ha asegurado que la Embajada de Brasil perderá su estatus diplomático en 10 días, aunque descartó que eso signifique que vaya a ingresar en su interior para apresar al presidente depuesto, Manuel Zelaya, informa Efe.
"El privilegio (de Brasil) de tener una misión en Honduras se acaba en diez días por reciprocidad, pero eso no es un elemento como para decir que el señor Zelaya se queda en la calle o que queda abierto para una intervención para capturarlo", indicó en rueda de prensa el canciller del Gobierno de facto, Carlos López.
López aseguró que los 10 días dados a Brasil para que aclare y resuelva la situación de Zelaya no es un ultimátum sino "un plazo de cortesía".
"Las relaciones están rotas desde el sábado, que se emitió el comunicado, pero se da un periodo moderado de cortesía internacional para que los funcionarios puedan entregar sus carnés, placas diplomáticas (...) para marcharse", dijo López.

Golpe de estado en Honduras


El golpe de Estado en Honduras en 2009 fue la acción perpetrada el 28 de junio de ese mismo año que terminó con la sustitución del presidente constitucional Manuel Zelaya y el nombramiento de Roberto Micheletti como mandatario interino en Honduras. Según los organismos de la comunidad internacional se trató de una situación de facto, un golpe de Estado contra el presidente constitucional; por lo que el nuevo gobierno no fue reconocido por ningún país o alguna entidad internacional. Según todas las instituciones republicanas hondureñas se trató de un evento de iure,[1] el cumplimiento de una orden judicial emitida por la Corte Suprema de Justicia de Honduras y una sucesión presidencial legítima.[3]
En la mañana del 28 de junio, fuerzas armadas al mando del teniente coronel Rene Antonio Herpburn Bueso allanaron el domicilio del presidente Manuel Zelaya y lo expulsaron del territorio hondureño.[4] La comunidad internacional, incluyendo a las Naciones Unidas,[5] la Organización de Estados Americanos[6] y la Unión Europea, se pronunciaron en contra de este evento, calificándolo como una "ruptura del orden constitucional" y exigieron unánimemente la restitución del ex-presidente Manuel Zelaya en sus funciones.[7]
En los meses previos al 28 de junio, ocurría en Honduras una crisis política entre los poderes de la república de Honduras, en el cual se enfrentaron el presidente Manuel Zelaya con el Congreso Nacional, el Tribunal Supremo Electoral y la Corte Suprema de Justicia, sobre la legalidad de una consulta,[8] la cual tenía como objetivo inmediato saber si los hondureños estaban de acuerdo en que en los comicios de noviembre se colocase una llamada "cuarta urna" para votar un referéndum y cambiar la constitución por medio de una Asamblea Constituyente.[9] Los opositores a Zelaya afirmaban que buscaba con esta modificación a la constitución su reelección, aunque Zelaya lo negó.[10] [11] La Corte Suprema de Justicia y el Tribunal Superior Electoral calificaron la consulta como ilegal, con base en una ley aprobada posteriormente a la realización de la convocatoria (cinco días antes de la celebración de la consulta) expresamente para prohibirla.[12] A pesar de esas opiniones, Zelaya mantuvo la consulta para junio y ordenó al Ejército distribuir papeletas de votación, de conformidad con su papel en la realización de elecciones. Después de que el jefe del Ejército, Romeo Vásquez Velásquez, se negase a obedecer esta orden, Zelaya lo destituyó de su cargo, lo que provocó la renuncia de los jefes de la Armada y la Fuerza Aérea.
En las semanas posteriores al 28 de junio, el Congreso decretó un estado de sitio, suspendiendo garantías de los ciudadanos contenidas en 8 artículos de la constitución,[13] [14] hubo movilizaciones en apoyo de ambos sectores, una de las cuales desembocó en el asesinato de un manifestante opositor al golpe,[15] [16] la OEA suspendió a Honduras como miembro de la organización hasta que el país "restaure el gobierno democrático" (el de Manuel Zelaya),[17] El Salvador, Nicaragua, Guatemala, Venezuela y los Estados Unidos anunciaron sanciones económicas para Honduras a causa del "golpe de Estado",[18] el BID y el Banco Mundial anunciaron la suspensión de la ayuda financiera que otorgaban a Honduras[19] [20] y se produjo una retirada en bloque de todos los embajadores de la Unión Europea de Honduras.[21]
Tras la realización de las elecciones presidenciales hondureñas del 29 de noviembre de 2009, donde resultó victorioso Porfirio Lobo del conservador Partido Nacional de Honduras, Estados Unidos y diversos países latinoamericanos, donde destacan Colombia, Costa Rica y Perú, reconocieron al nuevo gobierno; mientras que la mayoría de los países latinoamericanos anunciaron que no reconocerían estas elecciones. Inicialmente la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos continuaron sin cambiar su no reconocimiento, aunque José Miguel Insulza, secretario general de la OEA aseguró que estaba abierto al diálogo con la nueva administración hondureña.[22] Roberto Micheletti se mantuvo al frente del gobierno hondureño hasta el 21 de enero de 2010, cuando delegó la administración del mismo a su Concejo de Ministros, aunque no presentó su renuncia.[23] Posteriormente diversas nacionales del mundo fueron reconociendo al gobierno de Lobo, y en la actualidad los únicos gobiernos que mantienen su postura de no reconocimiento se encuentran en Latinoamérica, donde destacan Argentina, Brasil, Cuba, Ecuador, Paraguay, Uruguay y Venezuela.